"Chile, y el territorio latinoamericano al cual pertenece, es fruto de una singular

gestación: la de ser producto de un cruce de sangres y símbolos. Parición de un

nuevo ente que porta en sí mismo, simultáneamente, elementos de la cultura

indígena, de la cultura europea, y a veces africana." (Sonia Montecino. Sangres

cruzadas: mujeres chilenas y mestizaje. P. 13)

Lo más característico en la formación de la América Hispana y el Reino de Chile

fue el mestizaje y la consecuente gestación de una sociedad pluriétnica y

multicultural. Tres razas, etnias o naciones -españoles, indígenas y africanos- se

mezclaron genética y culturalmente.

La adscripción étnica de la población precolombina, aun cuando es una

problemática por definir, podría asociarse a una cultura predominante que serían

los mapuches. Estos se dividían en diferentes grupos según el territorio que

ocupaban, formando los distintos tipos de mestizaje que configuraron la cultura

precolombina.

Más tarde, la dominación inca y la conquista hispánica se encargarían de diluir esa

identidad regional y la convertiría solo en un recuerdo tenue que se esfumaba a

medida que el proceso de mestizaje iba acrecentando valores europeos en

desmedro de lo indígena.

La desaparición de la humanidad


Texto de presentación.


“La desaparición de la humanidad” es una propuesta de exposición de los artistas Ivan Olivares y Silvana Iriondo que tiene como propósito el desarrollo de una serie de obras que instalan la mirada sobre el objeto y su resignificación. Ambos sitúan su énfasis en elementos que si bien resultan disimiles, participan de una misma relación de coexistencia y una constante dinámica de aparición y abandono de dicho espacio, objetos y lugares. Iriondo evoca su enfoque a los objetos y su intervención en los valores personales, los valores del recuerdo y el apego puramente sentimental. ”Los objetos nos acompañan durante nuestra vida, son accesorios de vida, viven con nosotros. Podemos ver el paso del tiempo a través de ellos y su desgaste, tomamos conciencia de su uso, el tiempo se plasma en ellos, tienen historia”. Olivares por su parte centra su mirada al abandono de los objetos, “el residuo, lo superfluo, lo excretorio, lo excéntrico, lo decorativo, lo inútil.” Objetos que desaparecen, contando una historia inexistente e inacabada. Ambos colegas enfrentan sus visiones para plantear la interrogante de cuál de estas dos dimensiones funciona como telón de fondo de la otra.


Ideas de objeto


La creación y la ocupación de objetos en nuestro diario vivir nos sumerge en un inconsciente, en un hacer mecánico dejando de la lado la contemplación y la vida útil de este cuerpo (objeto). Nostalgia, recuerdo, emoción y sentimiento hacia los objetos cotidianos de nuestro entorno, comprados, reglados, utilizados y desechados pasan a tener el valor de signo, comunican, nos hablan de su dueño. Son parte importante de la estética de la vida cotidiana.

Al parecer rebajarnos a las cosas nos obliga a tomar partido, nos introduce de lleno en el orden de la producción, o por lo menos nos pone en relación con los requerimientos de un sistema de realización de objetos destinados a presentarse en sociedad y, de esta manera, a ocupar un espacio valórico y de intercambio dentro de nuestra sociedad.

La relación arte objeto en la sociedad moderna es producto de la relación del ser humano con su entorno; entorno, tanto público como intimo, compuesto principalmente por objetos que son resignificados por el artista.

Por ende podríamos decir que el objeto es un testimonio de la existencia de un otro.


Fundamentación


Este proyecto hace patente una particular transformación de objetos a través del tiempo, que va desde su origen práctico, esto es, desde aquello para lo que fueron concebidos, hasta su condición de residuo (de recuerdo) en el que pierden su razón de ser. Así, libres de su función inicial, estos recuerdos se transforman en objetos de apreciación puramente estética, dispuestos a la reinterpretación de su forma, y de su relación con el entorno. De este modo queda en evidencia como el tiempo, en su inexorable paso transformador, permite poner en operación el verdadero acontecer de las cosas.

Cada individuo valora sus objetos de manera diferente y les da distintas connotaciones. Aunque el universo de objetos que nos acompañan rota constantemente, hay algunos que por distintas razones permanecen, no se eliminan, pueden ser guardados y algunos olvidados, pero se conservan.

En esta relación intervienen los valores personales, los valores del recuerdo y el apego puramente sentimental. Los objetos nos acompañan durante nuestra vida, son accesorios de vida, viven con nosotros. Podemos ver el paso del tiempo a través de ellos y su desgaste, tomamos conciencia de su uso, el tiempo se plasma en ellos, tienen historia y son parte de nuestra historia.

El objeto se ha convertido en un elemento esencial e indispensable de nuestro entorno, se inserta en nuestra intimidad y se hace parte de nuestro universo cotidiano, es el responsable de crear el entorno íntimo de un individuo.

Lo importante no es tanto “dar testimonio” del objeto, sino mostrar su carácter de metáfora del dilema de nuestra existencia. Ahora bien, estas representaciones se forman inconsistentes entre las imágenes y una realidad individual (praxis), encontrándose en una manifestación entre el símbolo y metáfora del desvanecimiento de una sociedad que esta a puertas de su abandono.


Proyecto fragilidad 


Exposiciones 2014

Proyecto calle


Proyecto calle es una propuesta de exposición de los artistas Ivan Olivares y Felipe Bracelis que tiene como propósito el desarrollo de una serie de obras que instalan la mirada sobre el espacio público para detectar aquellos fenómenos particulares y únicos de esta plataforma urbana. Ambos sitúan su énfasis en elementos que si bien resultan disimiles, participan de una misma relación de coexistencia y una constante dinámica de aparición y abandono de dicho espacio.

Bracelis evoca su enfoque a la figura del vagabundo y aquel sub espacio que habita dentro de la ciudad, y la instalación por parte de estos individuos de nichos u hogares itinerantes en el espacio exterior. Olivares por su parte centra su mirada en la publicidad, que domina de forma trasgresora el campo visual de todo espacio urbano; el artista trabajara desde la imagen de vestigio y de multiplicidad de la pancarta. Ambos colegas enfrentan sus visiones para plantear la interrogante de cuál de estas dos dimensiones funciona como telón de fondo de la otra.

La publicidad como el vagabundo forman parte del espacio público como entes protagonistas del imaginario colectivo, sin embargo al pasar el tiempo ambos se diluyen y terminan convirtiéndose en vestigios, uno inerte y uno en vida, respectivamente. “Proyecto calle” pone en manifiesto la condición de abandono de dichas figuras que mantienen relación con el paisaje urbano, rondando los límites entre realidad y recuerdo; Esto surge a partir del enfrentamiento con la ciudad, con el bombardeo de imágenes, y la necesidad preponderante de buscar resguardo capturando el espacio en que el individuo se desenvuelve, personajes y/o habitaciones que a ratos parecen ficticias, tensionando la relación entre percepción y subjetividad.

Esto no es publicidad

Al parecer, la entrada a una galería de arte debiese marcar una diferencia rotunda en el modo con que las personas se enfrentan cotidianamente a los objetos. Suponemos que el ritual que define la experiencia de visitarlas implica poner entre paréntesis todo aquello que no se encuentre al servicio de la apreciación puramente estética. Solo de este modo, se nos ha dicho, es posible distinguir la forma de los objetos con independencia de cualquier contaminación conceptual.

Si esto es así ¿por qué motivo sostener dentro de una galería una obviedad del tipo “esto no es publicidad”?. Proclamar que algo es o no es publicidad dentro de una galería o museo parece tan absurdo como que en un cartel de comida rápida se presente la advertencia: “esto no es arte”. Toda la manipulación de la publicidad gira en torno a la venta de un producto o servicio, en cambio las obras de arte tienen como fin otra cosa, a veces espiritual, conceptual o puramente estético. Si bien existe también un mercado del arte, como venta de un producto, no por eso vamos a sospechar acerca de los límites entre arte y publicidad.

La publicidad subordina la relación sujeto-objeto a una comunicación meramente comercial y, por lo tanto, queda absolutamente excluida de la experiencia estética que promueve toda galería, museo o espacio artístico.

Al entrar a estos lugares, sostenemos con seguridad, que existe un cambio en la manera en que la persona, como espectador, se enfrenta a las obras abstrayéndose de la relación comercial que comúnmente mantenemos con los objetos, personas y frases que sostienen esas mil imágenes que la urbe moderna nos ofrece.

 

 

Desocultamiento 

Esta exposición hace patente una particular transformación de objetos a través del tiempo, que va desde su origen práctico, esto es, desde aquello para lo que fueron concebidos, hasta su condición de residuo (de recuerdo) en el que pierden su razón de ser. Así, libres de su función inicial, estos recuerdos se transforman en objetos de apreciación puramente estética, dispuestos a la reinterpretación de su forma, y de su relación con el entorno. De este modo queda en evidencia como el tiempo, en su inexorable paso transformador, permite poner en operación el verdadero acontecer de las cosas.

Post mortem

El concepto Post Mortem está convencionalmente relacionado con imaginarios lúgubres, que responden a una mirada de incertidumbre ante aquella dimensión que nos es aún desconocida. El después de la muerte no es necesariamente un elemento trágico una vez que lo diseccionamos y entendemos el origen de dicha afección. Nos enfrentamos a una multiplicidad de posibilidades vivenciales y espirituales que se logran desplegar una vez que asumimos una perdida sobre el cuerpo físico y lo que esto podría significar.

Post Mortem revisa el concepto de muerte, cuestionando su significado, para redefinirlo como portal o inicio de un proceso otro, como realidad paralela e incluso como final inapelable de la experiencia sensible. Este tema revelara como distintas culturas ven la muerte y lo que podría venir después de esta, generando cruces con la religión, la cultura y la espiritualidad.